Nuestra historia merece más principios increíbles,aunque para algunos sean absurdos, de esos que ni te das cuenta de que empiezan y que acaban siendo los más bonitos. Esos principios que tal vez a veces se precipiten y otras quizá lleguen demasiado tarde.
El tiempo y los sentimientos encajan, pero no las circunstancias. Ahora quiero que sepas que es el momento idóneo para que todo cuadre y hagamos de ese principio perdido, un comienzo digno de ser escrito.
Había algo en nosotras que fallaba la primera vez que te tuve entre mis brazos, y es que todavía no podía pilotarte. Fue un principio bastante acelerado, incierto, pero muy certero el que me llevaría a resolver ciertos laberintos de mi vida. Tu no dejaste que fuera tuya hasta el día en qué por fin tuve el carnet entre mis manos. Me dejabas verte a escondidas, pero sin miedo a que alguien nos viera. En el fondo querías gritar a los cuatro vientos que éramos tú y yo y nadie más.
Ahora reposo mi mano en tu motor y se respira calma y no hay más horizontes perdidos, ni pensamientos irracionales que quieran interponerse entre tu y yo. Me aferro a tu manillar y sé que me vas a proteger pase lo que pase.
