Acabo de sentenciar mi retirada para cambiar mi modo de ver la vida o simplemente permutar cómo me ve la vida a mí. Me ha llegado la oportunidad de tirar la toalla para inundar otros complejos, otras crisálidas, otros dolores, otras circunstancias y seguro que más de mil éxitos contigo.
Dictamino mi distanciamiento de las palabras, porque ya no pido que me leas y porque todo aquello que quiero que sepas no pretendo que lo descubras.
Solo necesito un stop, una carretera nueva y más proyectos inéditos. La cabeza llena de inseguridades y el corazón cada vez más pegadito sin que se rompa del todo.
Te aseguro que seguiré buscando las palabras en mi coraza, inventando historias en mis recuerdos y formulando metáforas en la disyuntiva de tu carenado.
10 años escribiéndo(te) y enseñándole al mundo mi arte, valorado por muchos e ignorado por demasiados. Este es mi final, mi adiós no esperado, el ardiente mirar de tu sonrisa, la herida cicatrizada o queriendo curar.
Una despedida, mi despedida que nunca improvisé, sino que quise arrebatarme robándole versos a mi cantautor favorito. Mi atentado fue querer pronunciar tu nombre con otro acento.
Seguiré viviéndote, eso no lo dudes, pero procurando mis frases de otra manera.